Luis Barragán fue uno de los arquitectos más importantes del siglo XX y el único mexicano en obtener el Premio Pritzker, en 1980. Tuvo, y continúa teniendo, una gran influencia sobre la modernidad mexicana. Su trabajo combina sus deseos de rescatar sus raíces y la belleza de estas, integrándola con la naturaleza.
Con esta filosofía creó construcciones de muros muy gruesos y aberturas pequeñas, siempre utilizando texturas y colores vivos simulando naturaleza y enfatizando los jardines.
La obra por excelencia en donde Luis Barragán hace un manifiesto pleno de su lenguaje arquitectónico es en la construcción de su propia casa en 1947, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2004. Su casa representa una de las obras contemporáneas con mayor transcendencia en el contexto internacional.
Se trata de un proyecto que integra elementos tradicionales y contemporáneos, así como diversas corrientes filosóficas y artísticas de todos los tiempos. Es uno de los sitios más visitados en la ciudad de México por los arquitectos y los conocedores de arte de todo el mundo. Tras adentrarte en ella, atravesando una fachada que continua con el gesto de la calle, accedes a un pequeño vestíbulo, un lugar de espera donde se preparan todos los sentidos del ser humano mediante el color y la textura de los materiales que irán generando un recorrido y un cambio de percepción del espacio según donde te sitúes dentro de la casa.
Esta casa, que se ha convertido en un museo que comprende la residencia y el taller de su creador, es ahora propiedad del Gobierno del Estado de Jalisco y de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán.
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