Para la realización del proyecto hemos querido abordar el tema de la página en cuanto a su
condición de soporte. Es un espacio físico sobre el que, ya sea dibujando,
escribiendo o garabateando, plasmamos nuestros pensamientos a cerca de la vida
cotidiana; y como espacio, puede referirse a cualquier cosa o lugar.
Perec habla de la página como un espacio sobre el que
escribimos, ya sea una hoja, un billete, una caja de tabaco… pero si miramos a
nuestro alrededor nos damos cuenta de que vivimos en un mundo completamente
visual en el que nos rodean los mensajes mucho más allá de lo que hay escrito
en una caja de tabaco. Exportamos lo que escribimos en los cuadernos a nuestro
entorno diario, las calles.
Por no extendernos demasiado nos hemos centrado en la
facultad. Si miramos detenidamente cada rincón, la Universidad se convierte en
un cuaderno tridimensional cuyas páginas son los muros, ventanas, mesas,
puertas o taquillas sobre los que encontramos plasmados todo tipo de mensajes.
Ya no son mensajes personales ni se esconden a modo de pensamiento autista
dentro de un cuaderno, son páginas que muestran nuestras afirmaciones o
incógnitas a todos los públicos.
Utilizamos el mismo medio de expresión en distintos soportes,
transformando así el concepto preconcebido de la página como hoja de papel,
transportándolo a la calle y haciendo que forme parte de nuestra vida cotidiana
rodeada de mensajes.
Hemos categorizado las distintas “páginas” con el fin de poder analizar las principales causas de la escritura de éstas.
Las categorías son: Arte, Política, Amor, Ofensivas, Reivindicativas. A pesar de recoger sólo anotaciones dentro de la facultad, es curioso ver que la mayoría de mensajes van dirigidos al ámbito social y político en lugar del artístico (como cabría imaginar en una facultad de arte). Las ofensivas y cómicas tienen también gran importancia. Las siguen las artísticas y las de amor.
Estos datos, vistos como simples anotaciones en un cuaderno y teniendo en cuenta las connotaciones que esto conlleva, son capaces de guiarnos, en cierta manera, hacia la descripción del sujeto promedio que habita (y, presuponemos, escribe) en la facultad de Bellas Artes. Un sujeto muy concienciado políticamente aunque regido muchas veces por principios utópicos (anarquía, cambio, feminismo...) o propuestas demasiado radicales (lucha radical, muerte, destrucción...). Artista de profesión y reivindicativo a su vez con aspectos burocráticos dentro de las instituciones artísticas o el propio arte, lucha contra los recortes en presupuesto y el despido de personal. Escaso de vocabulario, recurre en múltiples ocasiones al insulto fácil para desaprobar o descalificar a los que le rodean.
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